Es una de las enfermedades más destructivas del cultivo, provoca graves daños afectando la cantidad y calidad de granos y semillas; las pérdidas pueden ser totales.
La introducción de este patógeno a zonas donde nunca estuvo presente es a través de semillas infectadas, ya que las esporas diseminadas por el viento solo llegan a lotes contiguos.
Las pérdidas de rendimiento y calidad de las semillas son como resultado de una fotosíntesis reducida.
Los síntomas iniciales son pequeñas manchas necróticas en las hojas o tallos nuevos, pueden aparecer a los 4-7 días del ingreso del patógeno. Ataca todas las partes aéreas de la planta, hojas, tallos, pecíolos, vainas y semillas de garbanzo, afecta la germinación y por ende el stand de plántulas.
En el estado de plántula se presentan lesiones marrones en la base del tallo, que al agrandarse rodean el tallo, causando luego el quebrado del hipocótilo.
Las semillas afectadas pueden presentar reducción de calibre, arrugamiento y lesiones oscuras de diversas formas y tamaños.
Las condiciones ambientales que propician la infección son temperaturas de 20 ºC asociada a 5-6 horas de mojado foliar.